El orden cuántico
A
medida que se llega más lejos en el intento de descubrir los inicios de la
materia (la corriente de electrones), los resultados parecen ser cada vez menos
coherentes, hasta que se llega al punto donde solo existe un "rumor
blanco". ¡Esto es el caos!
Esto
lo puede experimentar usted mismo de forma muy fácil, si coloca el dial de su
radio, encendida, en un punto en que no haya ninguna emisora. Donde no se
encuentra ninguna señal de una emisora, la radio solo capta las ondas de fondo
y todo lo que puede oír es un rumor. Esta emisión de rumor, se da siempre, pero
en la práctica no se percibe cuando hay una emisora sintonizada. Es este
penetrante caos, el que interfiere constantemente las señales de las emisoras
de radio. Esto lo notará, especialmente, si viaja en coche, alejándose de la
emisora, llegará un momento, cuando vaya perdiendo la cobertura de la señal de
la emisora, que la señal no será lo suficiente fuerte para tapar el ruido de
fondo del caos. Entonces oirá tan solo el "rumor blanco".
Quedémonos con el mismo ejemplo de la emisora de radio, nos podemos dar cuenta, que cuando su coche haya alcanzado un punto que esté a la misma distancia de dos emisoras con la misma o muy cercanas frecuencias, no podrá oír bien ninguna de las dos. Solo oirá un montón de ruidos caóticos.
Cada
ser humano es un potente emisor de ondas eléctricas. Además cada ser humano es
un receptor de ondas. Algunas personas emiten energía coherente y nosotros los
percibimos como pacíficos y abiertos. Algunos emiten energías caóticas y los
percibimos como agresivos y a la defensiva. Todos los seres humanos emiten
constantemente energía ¡y todos con las mismas frecuencias! Por lo tanto no nos
debería sorprender que la información pase muy fácilmente de una persona a
otra. Que esto ocurre, lo podemos ver por los siguientes ejemplos:
Personas
que están en contacto todos los días, tendrán tendencia a tener los mismos
mecanismos de intoxicación (resfriados, catarros, etc.)
Los hábitos y las percepciones suelen pasar de una generación a otra.
Personas
con los mismos hábitos suelen buscar contacto entre ellas (clubs, iglesias,
bares, etc.) Esto se puede constatar muy bien si se trabaja de forma intensiva
con adictos a la heroína. Fuera de su dependencia, como muchos de los
seguidores de las iglesias pseudo cristianas de Norteamérica, no tiene
prácticamente ninguna amistad. La única diferencia es que los unos son adictos
a la soledad (los heroinómanos) y los otros adictos al miedo.
Personas
que se sienten muy cercanas (madre e hijos, maestros espirituales y sus
alumnos, etc.) compartirán a menudo las mismas ideas.
Científicos
que trabajan sobre el mismo problema, en diferentes lugares del mundo, y no se
conocen entre ellos, a menudo descubrirán lo mismo en casi el mismo momento. Su
atención y esfuerzo sobre el mismo problema lleva a un intercambio de
información inconsciente. La decisión judicial para decidir quien de ellos
fue el primero (de las cuales hay muchas) y por lo tanto para quedarse con las
patente, no es verdaderamente justa, ya que la decisión judicial no se basa en
la realidad, de que todos ellos han participado colectivamente en el
descubrimiento (eso si, de forma inconsciente).
Si una
gran parte de la población puede ser llevada a creer lo mismo, será fácil
utilizarlos para su dominación y emprender acciones como por ejemplo guerras.
El ejemplo evidente de hoy en día, es la difusión de la idea de que árabe y
terrorista es lo mismo. La realidad de que un manojo de gentes, entre los
cuales también se encuentren algunos árabes, realicen cosas terribles, no tiene
nada que ver con el conjunto de las naciones árabes. Esto seria como si
señaláramos a Al Capone y Charles Manson y dijéramos, que con ellos se
demostraría que todos los norteamericanos son bandidos y asesinos rituales. (En
realidad ninguno de los dos era norteamericano de nacimiento eran inmigrantes
legales, de la misma forma que muchos terroristas "árabes" eran
europeos y norteamericanos del Cáucaso.
O sea
que, vemos que siempre hay un inmenso mar de energías de información alrededor
nuestro, y que algunas partes de estos campos de información están en conflicto
directo con otras partes. A pesar de que, como personas nos negamos, a recoger
todas estas informaciones, solo una parte de las recogidas nos es útil; una
gran parte es irrelevante para nosotros y algunas informaciones, además, son
perjudiciales. Se suman otros factores, para los cuales también somos
receptores sensibles (meteorología, estructuras geológicas, corrientes
magnéticas y muchas veces ondas mucho mas fuertes creadas por los mismos
humanos - hornos microondas (con un radio destructivo de 450 metros), teléfonos
móviles, cables eléctricos, ordenadores, etc. - los cuales desprenden también
fuertes radiaciones que en parte se encuentran en el ancho de frecuencia del
cuerpo humano y del pensamiento humano. Por esta razón el electrosmog produce tantos problemas de salud
física y mental.
En el
otro lado de la balanza, cada célula tiene una resonancia natural, con la
información especifica que "le dice", como debe crecer y funcionar
para una función óptima. Si la célula tuviera la opción de elegir, escogería
esta información y simplemente ignoraría todo lo demás. Pero como todo se
encuentra terriblemente mezclado, la célula no tiene otra opción que recoger
todo, para hacerse con la información necesaria.
Sus
células necesitan constantemente esta información - No solo necesitan el
"programa", que les dice como deben trabajar. Además necesitan el
"manual", que les dice, como se reproducen. Las informaciones
detalladas de como funciona esto exactamente, las puede encontrar en la película
del Dr. Lipton "Intelligente Zellen" ("células
inteligentes"). Su mismo libro en español se titula “La biología de la creencia”
Si sus células han recogido informaciones inútiles, para conseguir las necesarias, entonces tienen que intentar expulsar todo aquello que es inservible. Lo logran hasta cierto punto - normalmente en forma de calor. Sin embargo, a veces, se introduce esta información foránea en el "programa operativo" de la célula y comienza a interferir en sus funciones. Peor todavía, este "fallo del sistema" genera un campo de resonancia con la energía de interferencia, lo que conduce a que sea recogido más de lo mismo. Esto es lo que le hace a usted infeliz y termina por enfermarlo.
Si fuera posible separar cada uno de los componentes del campo de energía, les seria posible a sus células recoger tan solo aquella información que necesitan y esto gracias a la resonancia natural, y el resto fluiría simplemente a través de ellas sin mayores consecuencias. Exactamente esto es lo que hace un dieléctrico o espejo de electrones.
Próximo artículo: "el
dieléctrico"
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